Acoso escolar asociado al lenguajeindicadores y predictores

  1. Valera Pozo, Mario
Dirigida por:
  1. Daniel Adrover Roig Director/a
  2. Eva María Aguilar Mediavilla Director/a

Universidad de defensa: Universitat de les Illes Balears

Fecha de defensa: 26 de enero de 2023

Tribunal:
  1. Eduardo Rigo Carratalà Presidente/a
  2. Juan Manuel Machimbarrena Garagorri Secretario
  3. Alejandra Auza Benavides Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

Introducción La literatura indica una relación entre las dificultades de lenguaje y padecer acoso escolar (Rice, 2016). Algunos estudios (Durkin y Conti-Ramsden, 2010; Knox y Conti-Ramsden, 2003, 2007) señalan que las personas con problemas de lenguaje presentan una tasa superior de acoso que sus iguales. Entre los factores protectores del acoso se encontrarían las habilidades socioemocionales (Le et al., 2017) que actuarían regulando su aparición en casos de dificultades de lenguaje (Valera-Pozo et al., 2016). Además, factores lingüísticos se asocian con la competencia social: una mejor habilidad lingüística predice el comportamiento prosocial y la capacidad de establecer mejores relaciones interpersonales (Girard et al., 2017). Objetivos Los objetivos responden a dos preguntas: (1) ¿Existe relación entre las dificultades de lenguaje y padecer acoso escolar? (2) ¿Qué variables están asociadas a esta posible relación? La hipótesis de partida establece que existe una relación entre presentar dificultades de lenguaje y padecer acoso: la frecuencia de victimización sería mayor en casos de personas con dificultades del lenguaje. Además, se han explorado factores lingüísticos, cognitivos y socioemocionales, de manera transversal y retrospectiva, para constatar su relación con el acoso escolar y las dificultades de lenguaje, y si son factores de riesgo o protectores. Metodología Este trabajo presenta tres muestras: una longitudinal (N=28) de niños/as entre 5 y 12 años (Estudio 1), una retrospectiva de adultos (N=104; Estudio 2) y una transversal de niños/as entre 10 y 12 años (N=54; Estudio 3). Los Estudios 1 y 3 estaban formados por niños/as con trastorno de lenguaje y otro grupo control con desarrollo típico y similares características sociodemográficas. El Estudio 2 estaba formado por adultos sin dificultades del desarrollo. En los Estudios 1 y 3 se utilizaron pruebas para medir la cognición, las capacidades lingüísticas y socioemocionales y la victimización. En el Estudio 2 se añadieron cuestionarios evaluando el bienestar psicológico y la sensibilidad al castigo y a la recompensa. La muestra del Estudio 1 fue evaluada a los 5 y a los 12 años, mientras que la muestra del Estudio 3 se evaluó una vez con alumnado de 4º a 6º de primaria, ambas presencialmente. La del Estudio 2 fue evaluada telemáticamente en adultos de las Islas Baleares. Resultados Los jóvenes con dificultades de lenguaje muestran peor ajuste escolar, menores habilidades sociales y adaptativas y más problemas emocionales que sus controles. Esta relación está mediada por la implicación familiar en su educación, lo que supone un factor protector. Adicionalmente, este alumnado sufre mayores niveles de victimización que sus compañeros/as, aunque estos resultados dependen del informante (uno mismo, compañeros/as o tutor/a): los propios niños/as son menos conscientes que sus iguales del acoso que reciben. De entre las asociaciones del acoso, destacan dificultades en regulación emocional y una menor autoestima en las víctimas; los agresores destacan por su alta sensibilidad a la recompensa, mayores habilidades sociales y frialdad emocional. Los factores que mejor predicen una situación de acoso son la sensibilidad a la recompensa en el grupo de agresores y el bajo ajuste psicológico en las víctimas. Discusión Los resultados obtenidos son relevantes para la prevención e intervención del acoso escolar, especialmente en dificultades del lenguaje. En las víctimas, los mejores indicadores han sido las bajas habilidades sociales, así como las dificultades escolares y los síntomas emocionales negativos. Por tanto, se sugiere el entrenamiento en dichos aspectos, así como aumentar el apoyo social que escuela y familia pueden brindar a las personas que sufren acoso escolar. En los agresores, los mejores indicadores han sido la alta sensibilidad a la recompensa y la insensibilidad emocional, que sugieren aumentar las habilidades de regulación emocional y empatía para prevenir su conducta abusiva.