Las capacidades dinámicas emprendedoras y el capital intelectual.Un estudio sobre la innovación en empresas de alta y media-alta tecnología

  1. FRANCO CURIEL, JOSE CARLOS
Dirigida por:
  1. Miriam Delgado Verde Director/a
  2. José Emilio Navas López Director/a

Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 01 de marzo de 2024

Tribunal:
  1. Gregorio Martín de Castro Presidente/a
  2. Jorge Cruz González Secretario/a
  3. Laura Cabeza García Vocal
  4. Isabel Díez Vial Vocal
  5. Pedro Manuel García Villaverde Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

En el entorno dinámico actual, las innovaciones, y en particular su grado de novedad, resultan especialmente relevantes para las organizaciones al considerarse una fuente de ventajas competitivas. Una estrategia muy interesante para su desarrollo es el proceso de emprendimiento. Su estudio a través del enfoque de las capacidades dinámicas, nos permite diferenciar entre un nivel operativo, denominado intraemprendimiento y un nivel estratégico, denominado emprendimiento corporativo. A nivel operativo distinguimos aquellas capacidades que permiten identificar y explotar oportunidades, mientras que, a nivel estratégico destacamos las capacidades para ser proactivas y asumir riesgos, de orden superior o dinámicas. En el marco de la dirección estratégica, destaca igualmente la importancia del capital intelectual en el emprendimiento y las innovaciones, sin embargo, son pocos los estudios que analizan de forma conjunta los tres conceptos. Asimismo, son escasas las investigaciones que tratan de forma empírica el emprendimiento a nivel estratégico y, a partir de las capacidades para ser proactiva y asumir riesgo. Por ello, nuestro estudio empírico formula como hipótesis seis moderaciones del capital intelectual en la relación entre las capacidades dinámicas emprendedoras para ser proactiva y asumir riesgo y el grado de novedad de las innovaciones, centrándonos en la experiencia del CEO (capital humano), la relación con los clientes (capital social) y la cultura para innovar (capital organizativo), como constructos del capital intelectual. Para verificar su cumplimento se ha recurrido a un análisis de regresión jerárquica, obteniéndose los datos a partir de entrevistas telefónicas a directivos de empresas manufactureras españolas de alta y media alta tecnología. De los resultados obtenidos sugerimos a aquellas organizaciones que pretendan innovar a partir de un proceso de emprendimiento, de abordarlo a nivel estratégico, además de hacerlo a nivel operativo, sabiendo que los diferentes componentes del capital intelectual interactúan de forma distinta en las relaciones entre las capacidades dinámicas emprendedoras para ser proactiva y asumir riesgo y el grado de novedad de las innovaciones. Mientras que la experiencia del CEO en el sector no modera ninguna de las dos relaciones planteadas, si lo hacen la relación con los clientes y la cultura para innovar. Por ello, sugerimos las siguientes estrategias para incrementar la radicalidad de las innovaciones. En el caso en el que una organización incremente su capacidad para ser proactiva, los directivos deberían mantener una alta relación con sus clientes con el fin de incrementar el grado de novedad de sus innovaciones. En ese sentido, se promovería una mayor colaboración con los clientes de tal forma que, un mayor conocimiento sobre las necesidades y tendencias futuras del mercado, favorezca la radicalidad de las innovaciones cuando la postura de la organización resulte muy competitiva e incremente su búsqueda activa para anticiparse a las oportunidades y al desarrollo de nuevos productos. En el caso en el que una organización incremente su capacidad para asumir riesgo, los directivos deberían, sin embargo, por un lado, mantener una baja relación con sus clientes y por otro, fortalecer su cultura para innovar. Entonces la organización promovería una baja dependencia con los clientes, evitando así el conformismo y la objetividad para innovar que se produce cuando la relación es muy alta, lo que facilita una mayor autonomía y creatividad. De esta forma, se favorecerá la radicalidad de las innovaciones cuando se produzca un mayor atrevimiento para abordar proyectos de alto riesgo. No obstante, la organización debería de fortalecer su cultura para innovar, facilitando así la comunicación entre los diferentes departamentos de la organización y haciendo que la información sea más confiable, para alcanzar una mayor radicalidad en sus innovaciones cuando la capacidad para asumir riesgo sea más