La estética del cine de Wes Anderson

  1. PRIDA CABALLERO, RUBEN DE LA
Zuzendaria:
  1. José Luis Sánchez Noriega Zuzendaria

Defentsa unibertsitatea: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 2022(e)ko ekaina-(a)k 13

Epaimahaia:
  1. Luis Deltell Escolar Presidentea
  2. Ricardo Jimeno Aranda Idazkaria
  3. Miguel Ángel Huerta Floriano Kidea
  4. Pilar Carrera Álvarez Kidea
  5. Lucía Tello Díaz Kidea

Mota: Tesia

Laburpena

Wes Anderson es, sin duda, un cineasta singular en el panorama cinematográfico actual. La coherencia de su estilo formal y de sus preocupaciones temáticas lo convierten en un autor en el sentido clásico del término, en tanto que poseedor de una estética idiosincrática e inmediatamente reconocible. El objeto de la presente tesis doctoral es el estudio de dicha estética, por medio de las herramientas propias del análisis fílmico. Se consideran como obras de partida los nueve largometrajes del director estrenados antes del comienzo de la investigación -desde Bottle Rocket hasta Isla de perros- y, con carácter subordinado, sus dos cortometrajes. Para acometer este trabajo, se propone un proceso en dos fases, de características bien definidas y diferente propósito. La primera de ellas consiste en el análisis secuencia por secuencia de un film que se considera razonablemente como representativo de la filmografía del autor, Academia Rushmore. Predomina en esta etapa un análisis de estilo de corte neoformalista, orientado a la descomposición del film en sus elementos estéticos recurrentes y sus variaciones, por medio de la segmentación y la estratificación. Una vez identificados dichos elementos, se procede a la segunda fase, que implica la verificación de las diferentes manifestaciones de los mismos en el resto de la filmografía, así como su agrupación en torno a diversas categorías más generales y, al mismo tiempo, más representativas. Estas categorías, a su vez, obedecen al estudio poliédrico de la obra de Anderson desde distintas metodologías analíticas, que complementan en esta segunda parte el análisis de estilo, aún presente, pero ya no predominante. Así, las aproximaciones al canon andersoniano desde la narratología, la comunicación, el psicoanálisis o la intertextualidad, y aún desde disciplinas más remotas como la Filosofía o la Historia del Arte, permiten abstraer los elementos constitutivos de la estética andersoniana en torno a un total de veintidós constantes estéticas, presentes, con distintos acentos, a lo largo de la filmografía. El enfoque propuesto hace posible separar lo fundamental de lo accesorio en el cine de Anderson. Así, por ejemplo, se descubre que el uso del color -uno de sus rasgos de estilo más reconocibles y comentados- es tan solo parte de un todo más grande, a saber, su espacio pictórico plano, fragmentado y central. Asimismo, es posible identificar la lógica común detrás de la ortogonalidad de sus encuadres o sus movimientos de cámara y profílmicos, que obedecen a una concepción diédrica del espacio, o llegar a la conclusión de que la saturación visual andersoniana no es representativa tanto de un exceso de imagen como de un exceso de narrativa, manifestada por medio de diversas modalidades de mise-en-abyme. Se podría proseguir esta lista con el resto de las constantes identificadas, que focalizan la mirada en lo esencial de la estética del cineasta. Dichas constantes, que se sintetizan en las conclusiones a este trabajo, se pueden condensar, finalmente, en torno a los tres componentes irreductibles de la estética andersoniana, que son la metadiscursividad, la ambivalencia y el coleccionismo; tres grandes vectores fundamentales que permiten desentrañar el núcleo mismo del cine de Wes Anderson.