Determinantes longitudinales de la calidad de vida en esquizofrenia

  1. Petkari, Eleni
unter der Leitung von:
  1. Jorge Antonio Cervilla Ballesteros Doktorvater/Doktormutter
  2. Francisco Torres González Co-Doktorvater/Doktormutter

Universität der Verteidigung: Universidad de Granada

Fecha de defensa: 20 von Juli von 2010

Gericht:
  1. Margarita Ortiz Tallo Alarcón Präsident/in
  2. Antonio Verdejo García Sekretär/in
  3. Berta Moreno Küstner Vocal
  4. M. Ruiz Veguilla Vocal
  5. Miguel Barón Duque Vocal

Art: Dissertation

Zusammenfassung

RESUMEN La calidad de vida de los pacientes con esquizofrenia se refiere a las condiciones objetivas de la vida y de la salud de la persona, junto con la percepción subjetiva que tiene la persona sobre estas condiciones. Es un concepto que en los últimos años va ganando importancia, tanto desde la perspectiva de las personas que padecen esta enfermedad, como desde la perspectiva de la planificación de los servicios ofrecidos a ellas. El presente estudio pretende explorar este concepto desde una visión multidimensional, incluyendo tanto indicadores objetivos como subjetivos de la calidad de vida. Asimismo, procura de identificar tanto los factores que se asocian con la calidad de vida de los pacientes con esquizofrenia en el momento de un ingreso hospitalario, como sus determinantes prospectivos a un periodo de tres meses después de este ingreso. Para satisfacer estos objetivos se han utilizado los datos recogidos en el marco del estudio internacional EUNOMIA (Evaluación Europea de la Coerción en Psiquiatría y Armonización de la Mejor Practica Clínica; Kallert et al., 2005). De estos datos, para el presente estudio se utilizaron las evaluaciones de los pacientes con diagnostico de esquizofrenia al momento de ingreso y tres meses después. Se llevó a cabo una serie de análisis estadísticos, a través del cual se exploraron varios factores relacionados con la enfermedad, la persona, su entorno y los servicios ofrecidos, con el fin de identificar cuáles de ellos se relacionaban con la calidad de vida y cuáles funcionaban como determinantes prospectivos de ésta. Estos análisis nos han permitido construir modelos parsimoniales, utilizando el menor numero de factores para explicar la mayor parte de la varianza de la calidad de vida objetiva y subjetiva en los dos momentos de evaluación. Nuestros resultados han mostrado que en el momento de un ingreso hospitalario menos presencia de síntomas de depresión/ansiedad, de síntomas positivos y de psicopatología total junto con mayor satisfacción con el tratamiento recibido y más frecuencia de contactos sociales se asociaban a una mejor percepción de su calidad de vida. Del mismo modo, la mayor presencia de contactos sociales, el hecho de ser mujer y el hecho de vivir con la familia se asociaban con mejor calidad de vida objetiva. Tres meses después se mostraba una imagen diferente. Específicamente, el hecho de estar casado y de tener mayor satisfacción con el tratamiento recibido parece que llevaba a una mejor percepción del paciente de su calidad de vida, mientras el hecho de ser mujer y de tener mayor frecuencia de contactos sociales parece que determinaba una mejor calidad de vida objetiva. Nuestros resultados confirman el hecho de que la calidad de vida es un constructo multidimensional, aportando evidencia sobre los distintos determinantes de la calidad de vida subjetiva y objetiva. Hay que destacar que mientras en el momento del ingreso, cuando la psicopatología está en su fase activa, parece perturbar la percepción de la calidad de vida, tres meses después este efecto se pierde, dando lugar a otros factores relacionados con la persona, su entorno y su perspectiva de la terapia. Los hallazgos de este estudio conllevan una serie de implicaciones importantes para la práctica clínica, ya que el concepto de la calidad de vida en la actualidad forma una parte indispensable del concepto de la salud y sus servicios. Concretamente, el presente estudio ilustra la importancia de fomentar el apoyo social de los pacientes para mejorar su calidad de vida objetiva y de incluir a la planificación de los servicios la percepción del propio paciente sobre su terapia, convirtiéndole así en protagonista de su proceso terapéutico, con el fin de mejorar su percepción subjetiva de la calidad de vida.