Biopsychosocial and familial impact of eating disordersCase-control study
- Caterina Moreno Encinas, Alba
- Ana Rosa Sepúlveda García Director/a
Universidad de defensa: Universidad Autónoma de Madrid
Fecha de defensa: 16 de octubre de 2020
- Ignacio Maria Montorio Cerrato Presidente/a
- Ascensión Blanco Fernández Secretaria
- José Heliodoro Marco Salvador Vocal
- Elisabeth Goddard Vocal
- Miriam Patricia Félix Alcántara Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son trastornos mentales graves caracterizados por actitudes y comportamientos patológicos respecto a la alimentación que comparten una característica en común, la sobreevaluación de la figura y el peso, donde la insatisfacción corporal y el deseo persistente por la delgadez están presentes en todos los estadios de la enfermedad (American Psychiatric Association, 2013). Los TCA tienen su inicio en la adolescencia temprana, siendo el diagnóstico clínico más común entre los adolescentes ingresados en unidades de salud mental (Nicholls, Lynn, & Viner, 2011) y la tercera enfermedad crónica más frecuente en mujeres adolescentes (Lucas, Beard, O’ Fallon, & Kurland, 1991). Su desarrollo está asociado a consecuencias severas que van más allá de la alimentación, generando un gran impacto en su funcionamiento interpersonal, y en el de las personas cercanas con las que conviven (Treasure & Schmidt, 2013). En este sentido, la anorexia nerviosa (AN) es el subtipo de TCA con el índice más alto de mortalidad y el más alto dentro de los trastornos mentales (Arcelus, Mitchell, Wales, & Nielsen, 2011). En España, se han encontrado tasas de prevalencia de caso clínico cercanas al 5% en mujeres jóvenes, siendo aún más altas cuando se analiza sólo a mujeres adolescentes (Rojo-Moreno et al., 2015). Por otro lado, se ha encontrado que alrededor del 10-15% de las adolescentes españolas (Pamies-Aubalat, Marcos, & Castaño, 2011), y en torno a un 20% de las mujeres universitarias (Sepúlveda, Carrobles, & Gandarillas, 2008) tienen riesgo de sufrir un TCA. Los estudios de seguimiento de esta patología realizados en la Comunidad de Madrid, señalan que el 23,1% de los ingresos hospitalarios son destinados al tratamiento de este trastorno en mujeres entre 15-24 años, donde la estancia media hospitalaria es de 30 días (cuatro veces mayor al resto de trastornos mentales) (Oliva, Gandarillas, Sonego, Diez-Gañan, & Ordobás, 2011). Por otra parte, la edad de inicio se está anticipando (Morandé, Graell, & Blanco, 2014; Steinhausen & Jensen, 2015), de modo que los primeros años de la adolescencia podrían ser claves. Dada la gravedad y marcada presencia en la sociedad, los estudios sobre la etiología de los TCA han recibido gran atención científica. En una reciente revisión publicada por Jacobi, Hütter y Fittig (2018), se recoge que desde el año 2002 hasta el 2015, algo más de 5.000 estudios fueron publicados sobre los factores de riesgo en TCA. La mayoría de los estudios concluyeron que la etiología es multifactorial, con factores biológicos, psicológicos y sociales implicados en su desarrollo. Sin embargo, son escasos los estudios que evalúan múltiples factores bio-psico-familiares al mismo tiempo (Culbert, Racine, & Klump, 2015). En este sentido, en España apenas existen estudios en esta dirección, a pesar de que contamos con múltiples unidades especializadas en TCA en los distintos hospitales. Debido a esto, se ha resaltado la necesidad de realizar estudios empíricos que investiguen los factores de riesgo asociados al desarrollo y mantenimiento de este trastorno (Peláez Fernández, Raich, & Labrador Encinas, 2010). Por otro lado, dada la incidencia de los TCA cada vez en edades más tempranas, saber qué factores se asocian a su inicio es de vital importancia. Esta tesis doctoral intenta avanzar en la compresión etiológica de los TCA en la adolescencia a través de un estudio caso-control con tres grupos de control: trastorno afectivo, patología asmática y grupo control sin patología. Un total de 180 adolescentes y sus familias fueron evaluadas con el objetivo de conocer cuáles son los factores específicos de los TCA y cómo se relacionan entre sí. Esto permitirá mejorar la intervención precoz de estos factores, así como desarrollar estrategias de prevención entre las mujeres adolescentes. La Introducción de esta tesis se divide en 3 capítulos. En el primer capítulo se revisa la relevancia de los TCA, sus criterios diagnósticos, la epidemiología y el pronóstico. En el segundo capítulo se revisa el estudio de los factores de riesgo en los TCA, cuáles son los factores de riesgo que se han identificado y cuál es la mejor manera de investigarlos, concluyendo con la justificación de la presente investigación. En el tercer capítulo se revisan los modelos etiológicos existentes que explican el desarrollo de los TCA. Tras esto, en el cuarto capítulo se presenta la metodología seguida en la tesis, con los objetivos e hipótesis de los posteriores cuatro estudios científicos realizados (Capítulos 5-8), publicados o enviados a publicar en revistas con alto impacto científico incluidas en el Journal Citation Reports (JCR). Cada artículo científico se presenta con sus correspondientes secciones: Introducción, Método, Resultados, Discusión y Referencias. Finalmente, se presenta la parte de Discusión sobre los hallazgos encontrados en los cuatro artículos científicos realizados, además de sus fortalezas, limitaciones e implicaciones clínicas. Para finalizar, se presentan las Conclusiones más importantes de la tesis doctoral. Considerando todos los hallazgos científicos obtenidos, se puede concluir que existen correlatos biológicos, psicológicos y familiares implicados en el desarrollo de un trastorno alimentario, confirmando su etiología multifactorial. Las similitudes encontradas con los grupos de control resaltan la dificultad de identificar correlatos específicamente asociados a un TCA, pudiendo suponer que lo específico en estos trastornos sea la implicación de los correlatos en la sintomatología, y la forma en que se relacionen entre sí. La severidad asociada a los correlatos identificados hace necesaria su identificación con el objetivo de mejorar la intervención precoz en estos trastornos. Por otro lado, desde el punto de vista de las implicaciones clínicas, el funcionamiento interpersonal y el perfeccionismo son aspectos importantes a considerar en el tratamiento. Teniendo en cuenta que podrían ser aspectos importantes compartidos con el trastorno afectivo, es posible que añadiendo intervenciones focalizadas en el funcionamiento interpersonal y el perfeccionismo al tratamiento habitual del TCA pudiera mejorar tanto la sintomatología alimentaria como la depresiva, pudiendo reducir la elevada comorbilidad encontrada entre ambas patologías.