Efecto del ejercicio físico en un modelo murino esclerodérmico de enfermedad injerto contra huésped crónica
- FIUZA LUCES, MARÍA DEL CARMEN
- Manuel Ramírez Orellana Doktorvater/Doktormutter
Universität der Verteidigung: Universidad Europea de Madrid
Fecha de defensa: 24 von Januar von 2014
- Luis Madero López Präsident
- Luis López Mojares Sekretär/in
- Joaquín Arenas Barbero Vocal
- Beatriz Gal Iglesias Vocal
- María Morán Bermejo Vocal
Art: Dissertation
Zusammenfassung
La enfermedad injerto contra huésped (EICH) crónica tiene una elevada morbimortalidad. Se desconocen los efectos del ejercicio regular y de intensidad moderada sobre quién la padece. Esta cuestión es de potencial interés clínico pues la calidad de vida de los pacientes suele ser muy pobre, en parte por la reducción de su capacidad física a consecuencia tanto de la enfermedad de base, como del tratamiento inmunosupresor (generalmente, con ciclosporina A, CsA) al que se ven sometidos. El principal objetivo de esta tesis fue evaluar el impacto de un programa de ejercicio físico de intensidad moderada (en tapiz rodante, 5 días a la semana y mimetizando las recomendaciones actuales de ejercicio para la salud) sobre la capacidad física, la supervivencia y la evolución clínica en un modelo murino de EICH crónica, aplicando el ejercicio sin (Estudio 1) o con CsA (Estudio 2), y analizando en este segundo caso además sus efectos sobre la autofagia miocárdica (Estudio 3). Para ello, estudiamos a un grupo de ejercicio solo (Estudio 1) o de ejercicio + CsA (Estudios 2 y 3), en comparación con un grupo control sin ejercicio y sin CsA (Estudio 1) o con un grupo control sin ejercicio pero con CsA (Estudios 2 y 3). En el Estudio 1, los resultados mostraron que, a pesar de ser bien tolerado, el programa de ejercicio físico per se (es decir, sin aplicar el tratamiento farmacológico típico para esta enfermedad), no influyó ni en la supervivencia ni en la evolución clínica de los ratones que lo realizaron. Por otra parte, si bien el estado de salud y la capacidad física de los ratones de ambos grupos (ejercicio y control) se deterioraron a lo largo del estudio, el grupo de ejercicio experimentó un menor declive en su capacidad física. En el Estudio 2, el programa de ejercicio combinado con CsA indujo mayores beneficios sobre variables importantes como la supervivencia, la evolución clínica de la enfermedad y la capacidad física que el mismo fármaco sin ejercicio. Además, lejos de poner en peligro la reconstitución inmune, la intervención de ejercicio físico tuvo un efecto beneficioso sobre la cinética de diferentes células inmunes y condujo a un perfil inflamatorio más favorable. Por último, en los pocos ratones que sobrevivieron a esta enfermedad tan agresiva y frecuentemente mortal, el ejercicio físico de intensidad moderada favoreció la inducción de autofagia miocárdica en comparación con los supervivientes que no recibieron la intervención de ejercicio (Estudio 3), sugiriendo que el aumento de autofagia miocárdica podría ser uno de los mecanismos bilógicos mediadores de los beneficios del ejercicio en pacientes crónicos en fases finales de su vida.