Identificación de eventos adversos en pacientes hospitalizados por gripe
- J.M. Aranaz-Andrés
- M.T. Gea-Velázquez de Castro
- F. Jiménez-Pericás
- A.I. Balbuena-Segura
- M.C. Meyer-García
- N. López-Fresneña
- J.J. Miralles-Bueno
- B. Obón-Azuara
- J. Moliner-Lahoz
- C. Aibar-Remón
ISSN: 1134-282X
Year of publication: 2015
Volume: 30
Issue: 1
Pages: 17-23
Type: Article
More publications in: Revista de calidad asistencial
Abstract
Objetivos Testar la fiabilidad interobservador de la guía de cribado y del formulario modular de revisión (MRF2) para identificar eventos adversos (EA). Comparar la incidencia de EA entre un grupo de pacientes sometidos a precauciones de aislamiento de contacto y gotas por gripe frente a un grupo de pacientes no aislados. Método Estudio de casos y controles anidados en una cohorte. Los casos son 50 pacientes sometidos a precauciones de aislamiento por gripe, y los controles son 50 pacientes ingresados y no aislados. Resultados La incidencia de EA varía entre el 10 y el 26% por efecto del observador (26% [IC 95%: 17,4-34,60%]; 10% [IC 95%: 4,12-15,88%]; 23% [IC 95%: 14,75-31,25%]). Es siempre menor en la cohorte expuesta al aislamiento que en la no expuesta, y esa diferencia alcanza significación estadística cuando aplicamos el criterio de máxima exigencia en la definición de caso. La concordancia respecto del cribado fue buena (porcentaje simple de concordancia superior al 76%; índice Kappa entre 0,29 y 0,81). La concordancia respecto de la identificación precisa de EA relacionado con la asistencia fue menor (porcentaje de concordancia entre el 50 y el 93,3%; índice Kappa de 0,20 a 0,70). Conclusiones Antes de realizar un estudio epidemiológico sobre EA hay que analizar la fiabilidad interobservador para mejorar la precisión de los resultados y, por ende, la validez del estudio. Los revisores presentan diferentes grados de concordancia. El índice Kappa muestra niveles elevados para la guía de cribado, no así para la identificación de EA. Sin una buena metodología no se pueden garantizar los resultados alcanzados y, consecuentemente, las decisiones tomadas a partir de ellos. Por tanto, los investigadores han de ser garantes del método utilizado y este debe acercarse lo más posible al óptimo alcanzable.