El papel de la empresa del buen humor en una perspectiva avanzada de la dirección de las organizaciones
- Rafael Alvira Domínguez Director
Universidade de defensa: Universidad de Navarra
Fecha de defensa: 17 de decembro de 2010
- Salvador Rus Rufino Presidente/a
- Belén Moncada Durruti Secretario/a
- Enrique Anrubia Aparici Vogal
- Pedro García-Alonso Montoya Vogal
- María García Amilburu Vogal
Tipo: Tese
Resumo
La dimensión moral de los individuos y de las organizaciones y la posibilidad de alcanzar la felicidad en el trabajo, se han convertido en temas de gran importancia, que han llevado a muchos sectores de la opinión pública a solicitar nuevas reflexiones. En particular, se necesitan reflexiones sobre la importancia del elemento humano en la empresa ya que, al fin y acabo, la fuente del la moralidad y del buen humor en la empresa es el hombre. El objetivo de este trabajo es investigar la manera de disponer en las empresas de personas con calidad moral, con virtudes, en cuanto las virtudes constituyen la base de un comportamiento que ayuda a afrontar la realidad laboral con felicidad y buen humor. En particular, las dos preguntas de las que surge la investigación son las siguientes: 1. ¿Qué relaciones existen entre la felicidad, el buen humor, las virtudes y los resultados empresariales? 2. ¿Existe un modelo que, integrando los elementos individuales y organizativos nos permita entender mejor estas relaciones y, al mismo tiempo, nos ayude a mejorar el ambiente de trabajo? El objetivo final de la tesis de investigación es obtener un modelo práctico de relaciones que pueda ayudar a comprender el papel de las virtudes en la economía e identificar unos caminos que sirvan para reintroducir el componente moral en la economía moderna. El modelo que se presenta intenta explicar que la felicidad es la consecuencia de vivir las virtudes y los valores, especialmente el amor y pone de relieve que se puede compaginar la felicidad con el trabajo y con la productividad y, finalmente, que se pueden crear ambientes de trabajo volcados a la excelencia tanto de las personas como de las organizaciones. El modelo evidencia que las virtudes pueden estimular un compromiso apasionado que sirve, sobre todo, para relativizar los problemas y participar en el trabajo con la madurez necesaria para comprender que el trabajo es obra común y tiene que pasar, forzosamente, a través del corazón de cada uno de los trabajadores, y que cada uno de ellos tiene que esforzarse para dar lo mejor de sí mismo y, por tanto, encontrar siempre la manera de poner las cosas en orden. Como bien decía Aristóteles que «solo hay felicidad donde hay virtud y esfuerzo serio, pues la vida no es un juego».