Uso adictivo de WhatsApp y correlatos emocionales y de personalidad en población adolescente
- López, Marta
- Luz María Fernández Mateos Director
- Cristina Jenaro Río Co-director
Universidade de defensa: Universidad Pontificia de Salamanca
Fecha de defensa: 27 de setembro de 2018
- Belén Gutiérrez Bermejo Presidente/a
- Antonio Sánchez Cabaco Secretario/a
- José Luis Pedreira Massa Vogal
- José David Urchaga Litago Vogal
- Noelia Emma Flores Robaina Vogal
Tipo: Tese
Resumo
El desarrollo de la tecnología en las últimas dos décadas ha permitido que, en la actualidad, sea posible acceder a Internet desde multitud de dispositivos en cualquier momento y lugar. Actualmente, la herramienta tecnológica más utilizada para conectase a Internet es el smartphone, especialmente por los más jóvenes, que ven satisfechas sus necesidades sociales gracias a la posibilidad de establecer comunicación de manera inmediata con cualquier persona que disponga de otro smartphone con conexión a Internet. Esto se realiza fundamentalmente a través de los sistemas de mensajería instantánea, y en la actualidad el más utilizado en nuestro país es WhatsApp (Acebes y Montanera, 2016; Casero y Algaba, 2016; Rubio-Romero y Perlado, 2015). El estudio del CIS (2016) señala que existe un uso generalizado de WhatsApp en nuestro país, indicando que el 98,2% de la población utiliza la aplicación, y que un 42,3% la utiliza continuamente y un 47,4% varias veces al día. En el caso de los jóvenes, la motivación principal de uso de su smartphone es establecer comunicaciones con otras personas a través de esta aplicación (Gaspar y Cuesta, 2015). Este uso tan extendido puede deberse a varias razones: es muy fácil acceder a la aplicación y es prácticamente gratuita, ya que basta con disponer de un terminal con conexión a Internet para poder utilizarla. Además, presenta multitud de ventajas, porque facilita la comunicación entre familiares y amigos, la planificación de actividades, permite la realización de trabajos en equipo sin necesidad de que los miembros estén físicamente presentes, fortalece las relaciones interpersonales y reduce el sentimiento de soledad de la persona, entre otras. No obstante, como ocurre con otras tecnologías, si se realiza un uso problemático, éste puede derivar en adicción (Piazza y Deroche-Gamonet, 2013). Numerosos estudios, tanto nacionales (Echeburúa y Requesens, 2012; Jenaro et al., 2007; Muñoz-Rivas, Fernández y Gámez-Guadix, 2010; Pedrero, Rodríguez y Ruiz, 2012; Roberts, Pullig, y Manolis, 2015; Rosa-Alcázar, González-Calatayud y Rosa-Alcázar, 2017) como internacionales (Ak, Koruklu y Yılmaz, 2013; Bipeta, Yerramilli, Karredla y Gopinath, 2015; Khang, Kim y Kim, 2013; Kim, Seo y David, 2015; Kuss, Griffiths y Binder, 2013; Lepp, Barkley y Karpinski, 2014; Zhong y Yao, 2014) defienden que las personas que presentan un uso adictivo de Internet, del smartphone o de sistemas de mensajería instantánea, presentan a su vez una serie de variables asociadas que hacen referencia, por ejemplo, a las características psicológicas del usuario y/o a la presencia de determinadas psicopatologías, a las características del ambiente familiar o al contexto social en el que se desenvuelve la persona. A pesar del uso tan extendido de este tipo de tecnología en la actualidad y de la problemática asociada a su uso adictivo, por el momento ni el DSM-V ni la CIE-10 incluyen las adicciones tecnológicas en sus manuales. Para comprender cómo se desarrollan las adicciones tecnológicas, han surgido diversos modelos que pretenden dar respuesta a la cuestión (Caplan, 2005; Davis, 2001; Echeburúa, 2000; Kardefelt-Winther, 2014; LaRose et al., 2013; Suissa, 2015). Uno de los modelos más respaldados es el modelo cognitivo-conductual de Davis (2001), que señaló la relevancia del componente cognitivo en la génesis de esta problemática, ampliando el contenido de las teorías en las que generalmente se hacía referencia solo al componente conductual. El presente trabajo de investigación parte de los apartados anteriores para estudiar la prevalencia de conductas adictivas relacionadas con WhatsApp en población adolescente escolarizada en la provincia de Salamanca. En este proceso, y puesto que no existen instrumentos de evaluación específicos para determinar el uso adictivo de WhatsApp, se ha realizado una adaptación de la escala COS (Cell-Phone Overuse Sale) diseñada por Jenaro, Flores, Gómez-Vela, González-Gil y Caballo (2007) y basada en los criterios diagnósticos del DSM-IV para el Juego Patológico, resultando de su adaptación la escala WOS (WhatsApp Overuse Scale), que recoge criterios similares partiendo de conceptualizar este fenómeno como una adicción, tal y como recoge en la actualidad el DSM-V (APA, 2014). Además, se persigue comprobar si hay asociaciones entre el uso adictivo de WhatsApp y determinadas variables: por una parte, el estudio incluye un cuestionario inicial con variables de tipo sociodemográfico -tales como la edad del usuario o el sexo-, con preguntas relativas al tiempo de uso de la aplicación, a la disposición o acceso a herramientas digitales y a la supervisión de uso por parte de sus cuidadores principales. Por otra parte, también se incluyen instrumentos que permiten discriminar ciertas variables psicológicas, como la presencia de procesos ansioso-depresivos, patrones de personalidad de tipo obsesivo, baja autoestima y la vivencia de problemas escolares -relacionados con el rendimiento académico, actitudes hacia el centro educativo, conducta en el aula y relación con compañeros y profesores-. Finalmente, con relación a la estructura del trabajo, éste se encuentra dividido en dos grandes bloques: la primera parte abarca los tres primeros capítulos e incluye el marco teórico que contextualiza el objeto de estudio y las especificaciones derivadas de este fenómeno, y una parte empírica que abarca del cuarto al octavo capítulo, en la que se desarrolla el estudio, la metodología utilizada, los resultados, el planteamiento de futuras líneas de investigación y las conclusiones derivadas del proceso. En la parte teórica se realiza una aproximación al concepto de Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), haciendo un recorrido por el uso de Internet, smartphone y WhatsApp como herramienta de comunicación más utilizada en la actualidad especialmente por adolescentes y jóvenes, uso que en ocasiones -si se cumplen determinados factores de riesgo- se vuelve problemático y puede derivar en adicción. De esta manera, se analizan las características y datos relevantes sobre dicho fenómeno. Teniendo en cuenta lo anterior, en la parte empírica se realiza una adaptación de la Escala COS, obteniendo como resultado la escala WOS, que evalúa el uso adictivo de WhatsApp, y relacionando esta variable con determinadas características demográficas y psicológicas.